«Camps y Rajoy están muertos de miedo. De hecho, este episodio es el combate de dos miedos a cual mayor. A Rajoy le tiemblan las piernas cuando hay conflicto….»
“Caso Gürtel. Tercero -y por ahora- último capítulo. Rajoy ha comparecido ante los periodistas para dejar las cosas claras. Y a fe que lo ha logrado. Pues ha dejado clarísima su debilidad. Su argumentación no se tiene de pie. ¿Por qué ha sido destituido Costa?». Porque, su cargo le obligaba a un plus de responsabilidad». ¿Y Camps, cuyo plus de responsabilidad es mucho mayor?, le preguntaban. Respuesta, «contra Camps no había imputaciones penales».
Como quiera que tampoco había imputaciones penales para Costa, cualquiera podría pensar que eso era una flagrante injusticia y una gran arbitrariedad. Sin embargo, preguntado por qué había tardado tanto en actuar, Rajoy explicó: es que no me gusta ser arbitrario ni injusto. La melopea concluía con una cascada de expresiones de afecto a Camps, y un rotundo mentís a los rumores de amistad quebrada.
«Camps no me mintió”, dijo Rajoy. Pero Rajoy nos estaba mintiendo al decir que Camps no le había mentido. A esas alturas de la comparecencia, eran ya evidentes dos cosas. Primera: el escándalo se cerraba en falso. En efecto, ¿qué problema se ha resuelto con el cese de Costa, qué capitulo del Gürtel valenciano se ha cerrado, qué horizonte se ha despejado?. Ninguno. Segunda evidencia: Rajoy no se ha atrevido con Camps. Confía menos en el PP que en Camps. Cree que el PP pesa electoralmente menos que Camps. Seguramente se equivoca.
Pero, aunque acertara, es un mensaje que nunca puede emitir un líder verdadero. Conclusión de fondo: Camps y Rajoy están muertos de miedo. De hecho, este episodio es el combate de dos miedos a cual mayor. A Rajoy le tiemblan las piernas cuando hay conflicto. Él llama a eso «control de los tiempos». Camps, desde el día en que telefoneó ocho veces al sastre José Tomás, antes de que este declarara ante el juez por los famosos trajes, es un espectro. Sus dengues y sus diminutivos de cursilería suprema, son puro pánico.
Da la impresión de que lo ve todo muy negro. Los dos, Rajoy y Camps, están para el embalsamador. Continuará.”