«Nadie en el gobierno del Sr. Aznar creyó en la seria amenaza de venganza emitida insistentemente por el mundo islámico»
Por desgracia no se puede cambiar el rumbo de la historia, se puede distorsionar y manipular en la letra impresa o en los discursos, pero los muertos están ahí, las tumbas son reales y ocupan lugares físicos y visibles y sobre todo dolor, mucho dolor en el corazón de los familiares que perdieron a sus seres queridos por la mala cabeza de gobernantes que tomaron decisiones erróneas tan solo por orgullo o por interés material.
En Iraq incontables madres lloran a sus hijos, innumerables hijos desvalidos sueñan con sus madres y padres. Cuerpos lisiados a causa de los atentados pueblan las calles, suciedad, miseria, hambre, ignorancia. Todas las familias destruidas, para que tomen nota de su incoherencia los mismos voceros que tanto pregonan ser defensores a ultranza de la familia ¿Cuántos miles de núcleos familiares desmembrados con aquella injusta guerra?
Hoy es un día triste para España, un aniversario que más nos valía no tener que recordar. Hace tres años a estas horas los españoles ya teníamos los ojos acuosos y el corazón encogido de ver las pavorosas escenas que todas las cadenas emitían sin parar. Una pesadilla colectiva, incomprensible, inimaginable, incongruente, como una maldición enviada por un malvado dios cruel, rencoroso y vengativo, el terrorismo. Luego el dolor y la frustración fueron aún mayores cuando conocimos la causa, el origen y la derivación de ese desastre previsible y evitable. Nadie en el entonces gobierno del Sr. Aznar creyó en la seria amenaza de venganza emitida insistentemente por el mundo islámico como consecuencia de nuestra intervención en aquella guerra que nos era totalmente ajena.
Hoy también es un día triste en Iraq. Allí cada día es triste, cada mes, cada año, porque a los viejos recuerdos se suman cada día cientos de nuevos muertos, porque desde que a unos prepotentes e inmorales dirigentes europeos se les ocurrió el desatino de presentarse con sus sofisticadas armas a matarlos como conejos, cada hora es atroz, cada minuto los corazones iraquíes penden del hilo del azar de que los artefactos que explotan continuamente estallen un poco más allá. No hay trabajo, no hay comida, no hay orden ni seguridad, no hay clases en las escuelas ni en la universidad, la gente desaparece o es denunciada por rencores vecinales. Nuestros especialistas nacionales conocen muy bien el cauce para hacer estallar guerras civiles aquí y allá, son siempre los mismos, su macabro juego también sigue siempre las mismas reglas.
Seguro que Sadam el dictador lo era al pie de la letra, nadie lo duda, ignominiosamente fue ahorcado por las fechorías cometidas contra su propio pueblo, pero ¿Qué habría que hacer entonces con los invasores foráneos que ordenaron matar inocentes a capricho? tal vez en el mismo nivel de bárbara justicia la horca sería poco.
Ahora, una vez más, el Partido Popular, irredento y nunca arrepentido de aquel craso error histórico mundial, ha querido montar otro espectáculo festivo, como siempre, más tinta de calamar para ocultar sus atropellos, un incendio político para camuflar el olor de los muertos y el dolor de los vivos, para distraer el recuerdo de que por aquellos desmanes vinieron nuestras desgracias, un montaje farandulario con tintes tragicómicos de escasa o nula credibilidad.
Para variar este «finde manifa», turismo interior con autobús gratis como en las excursiones que venden almohadas mágicas o rejuvenecedores milagrosos. El PP anima el cotarro regalando lazos azules robados a sus pacíficos creadores al igual que le retorcieron a Unamuno su frase. Que la gaviota se les haya metamorfoseado en el ave de rapiña que suelen exhibir en algunas de sus banderas inconstitucionales parece un tema menor al Sr. Rajoy quien dice no estar para menudencias, y a continuación pide al Sr. Presidente del Gobierno un debate sosegado después de que sus incívicos y maleducados muchachos interrumpiesen veintiocho veces seguidas su discurso en el Senado.
Mas para su desgracia y notorio fracaso de las tácticas antidemocráticas desplegadas, el pueblo español demuestra destilar inteligencia y formación ciudadana. Ya somos muchos los que estamos esperando que el Partido Popular promueva una manifestación contra ETA para acompañarles y que no se sientan tan solos en su extraño ideario. «Diario Palentino, 11 de marzo de 2007»