«Pero la desesperación por conseguir el poder político está llevando al Partido Popular a desmarcarse de la sociedad española. Su sistema de valores y objetivos se aparta a gran velocidad del interés general»
El ansia de poder a cualquier precio es tal, que para el Partido Popular, papito Franco se ha convertido en un lastre, en un obstáculo, en una lacra, o al menos así parece colegirse de las sorprendentes declaraciones de su candidata a lehendakari en el País Vasco, María San Gil, quien ni corta ni perezosa ha comparado la entrevista de Patxi López en representación del PSOE con Arnaldo Otegui en representación de Batasuna para poner las bases del desarme de ETA y la paz definitiva después de cuarenta años de terrorismo, con aquel otro encuentro histórico entre Franco y Hitler celebrado en Hendaya para agradecer la masacre bélica de muchos españoles inocentes y el triunfo de los fascistas golpistas con la ayuda de la aviación alemana bombardeando sin piedad al pueblo vasco, sembrando el odio, el ansia de venganza y siendo el germen de muchas de las reacciones antiespañolistas posteriores.
Pero la duda que nos asalta a los españoles oyentes de tan curiosas declaraciones es: quien es quien. ¿Otegui es Franco o Hitler?
Claro que teniendo en cuenta que el Sr. Rajoy se ha convertido en un aprendiz de golpista civil y un insurgente contra la paz entre los españoles ya se puede interpretar cualquier cosa. El portavoz de los populares pone en duda la legitimidad del gobierno de la nación por querer poner toda la carne en el asador para lograr la paz interior y el fin del terrorismo, sin embargo no alzó la voz para plantear la deslegitimación del gobierno encabezado por su jefe Aznar para llevarnos a hacer una guerra externa, tan asesina como injusta y protestada por todos los españoles, ¿O es que el Partido Popular solo aprueba decisiones belicistas? Porque a juzgar por sus consecutivas respuestas, hacer guerras y no querer lograr la paz son variantes de una misma actitud.¿Un gobierno es legítimo para llevarnos a una guerra ajena y no lo es para procurar la paz propia? Que nos lo expliquen.
Lo mismo está ocurriendo con las victimas. El Partido Popular juega amoralmente con el dolor de las víctimas y establece un baremo comparativo en el cómputo del dolor: ¿Quienes sufren más, las víctimas del terrorismo ancestral, las de la venganza por aquella guerra asesina o los sucesores del millón de muertos de la guerra y represión franquistas? Como si el dolor por la muerte violenta e injusta de los seres queridos se puede cuantificar por su valor político. El dolor y la rabia son los mismos. Y la utilización del sufrimiento y del sentimiento zaherido de los familiares no puede ser manejado como mero instrumento para ganar unas elecciones al poder sin mancillar el valor propio de la honestidad que debe presidir una democracia.
Pero la desesperación por conseguir el poder político está llevando al Partido Popular a desmarcarse de la sociedad española. Su sistema de valores y objetivos se aparta a gran velocidad del interés general. Muchos de sus propios afiliados y adeptos, aún los incondicionales rechazan expresa o tácitamente el dirigismo radical que preconiza la actual cúpula. Cada vez más numerosos y amplios sectores sociales se preguntan porque no entienden esta respuesta negativa por sistema. Este NO rotundo a todo planteamiento bajo argumentos rebuscados, amenazantes y agoreros de males futuros más bien deseados que probables.
El Partido Popular, no por casualidad y en una estrategia cuidadosamente elaborada, llama a la insurgencia civil contra el gobierno legítimo, al conflicto interno de españoles contra españoles, al mantenimiento del terrorismo interno, al protagonismo manipulado de las victimas de ETA para tapar la vergüenza del dolor de aquellas otras victimas del terrorismo islámico cuya sola culpa atañe al Partido Popular por haber ido a matar civiles a un país donde nadie nos llamó.
Y así se va escribiendo la historia, a no ser que en su costumbre habitual practicada durante muchos años el Partido Popular quiera cambiar la historia y convertir a Franco ahora en un terrorista, con lo que sería de aplicación aquello de cría cuervos…, o bien en un socialista, lo cual no dejaría de causar hilaridad. Nunca se sabe el giro que puede dar su discurso para conseguir gobernar a cualquier precio. «Diario Palentino, 9 de julio de 2006».