Dicen los sapiens que estamos hechos de culpa y miedo, que las decisiones más importantes de nuestra vida requieren valentía y entereza para sortear esos dos límites y que nadie está libre de las tribulaciones de la mente. En la actualidad vivimos invadidos por estímulos externos, redes sociales, televisión, publicidad invasiva, queremos abarcarlo todo, estar al día en lo que nos cuentan, que no es lo mismo que lo pasa en realidad, estamos contaminados de información manipulada. La muestra se ha visto clara en la reacción de los andaluces. Se entiende que después de tantos años de gobierno monocolor la gente quiera cambiar a la espera de recibir algo mejor. Pero qué habrá hecho Susana Díaz para frustrar hasta tal punto las expectativas de sus votantes (es lo que pasa con los animales políticos, gestados y criados en los partidos sin más oficio ni futuro que el sillón, que mueren matando). El PSOE andaluz ha conseguido que los pobres no acudan a las urnas. Jornaleros, dependientes, parados… las personas más desfavorecidas se han quedado en casa el día en que se decidía sobre su sanidad, su educación, sus derechos civiles, su vivienda o sus condiciones laborales. Lo han dejado en manos de una advenediza e insaciable burguesía andaluza. Estupendo, terreno abonado para que el discurso del miedo exhibido por la derecha haya calado: los inmigrantes vienen a robarnos el bienestar, trabajan más barato, son delincuentes, nosotros os defenderemos, reconquistaremos España, la una, grande y libre. Y en letra pequeña: bajaremos los impuestos a los ricos, tendrás pensión si te haces un plan, si quieres sanidad paga un seguro privado, habrá escuela pública para pobres y concertada para élites, las mujeres maltratadas no existen. Somos tu salvación.
«Diario Palentino, 13 de enero de 2019»