“Polis” buenos, “polis” malos

“Una Derecha más involucionista que democrática convierte a los ciudadanos en potenciales delincuentes e incita a temer a las “fuerzas del orden”

¡Vaya papelón, el de ser profesional de la Policía y Cuerpos de Seguridad del Estado en determinadas épocas de la historia!

La cadena de mando funciona, como debe ser, al toque de la disciplina marcial, pero quién da los palos, detiene, vigila, investiga y vela por la seguridad pública en la calle son los “números”, agentes-trabajadores que reciben órdenes indiscutibles en virtud de la obediencia debida. En esto consisten las jerarquías, y para jerarquías las de los cuerpos uniformados.

Durante los últimos cincuenta años ha habido de todo, hemos temido horrorizados las cargas policiales de “los grises” cuando estaba prohibido manifestarse, reunirse en grupos y exhibir pancartas. La, entonces, omnipotente Guardia Civil creaba un círculo de pánico a su alrededor, la visión de un tricornio atraía las leyendas escuchadas en voz baja junto al hogar.

Con la Democracia avanzada pudimos reconocer que aquellos uniformes velaban por nuestra seguridad, que entre sus funciones estaban las de informar, mantener la paz ciudadana y tan solo perseguir a los malvados y malhechores.

Hoy, bajo los ultrapoderes acumulados en una Derecha más involucionista que democrática,  se nos convierte a los ciudadanos en potenciales delincuentes incitándonos a temer a las “fuerzas del orden” como a enemigo aterrador, maltratador de transeúntes y de niños  que se manifiestan pacíficamente reclamando mejoras escolares, no smartphones ni videoconsolas ni caprichos.

Con pasmo escuchamos al Ministro de Interior que modificará el Código Penal para incrementar el número de tipos penales, penas y reducir beneficios penitenciarios para castigar con más dureza la desobediencia o resistencia a los agentes de la autoridad para  “poder operar una mayor disuasión en relación con comportamientos violentos o gravemente desobedientes de los mandatos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”, ha dicho el ministro.

También se agravarán las penas para algunas formas de robos, hurtos menores y el uso de pistolas de juguete a tal fin.

Se olvida su señoría de agravar los delitos de los “ladrones de guante blanco”, la corrupción en todas sus escalas, los atracos a ciudadanos y usuarios por parte de entidades bancarias, teleoperadoras y empresas suministradoras, la apropiación indebida del dinero de todos atracado impunemente por los consejeros-familiares de empresas públicas.

Las descargas de nuevo sobre los ciudadanos, por si acaso. El odio y el aislamiento social de nuevo para los trabajadores de la seguridad ciudadana y sus familias. ¡Vaya papelón!

Diario Palentino, 25/03/2012

Crisis y seguridad ciudadana

A pesar de las voces apocalípticas que solo pretenden obtener beneficios electorales, las cifras cantan y nos dicen que España se puede considerar “uno de los países más seguros de Europa” con una media de 45,8 infracciones penales por cada mil habitantes, muy alejada de la media europea que fue de 69,1. Y así lo perciben los ciudadanos, solo el 8,1% considera la inseguridad ciudadana como principal problema de España mientras que en la UE la media es del 19%.

No cabe duda el peso que tiene en este descenso, una mayor actividad y más dotación de efectivos y medios, pero debemos destacar por encima de todo el valor de las políticas sociales al mantener niveles aceptables de supervivencia para evitar que las familias pasen hambre y necesidades esenciales, eso que muchas personas del buen vivir califican como de “tener morro” al que solicita esos mínimos de subsistencia, sin ver que bastante auto desvalorización supone el tener que acudir a esas fuentes, que son las que precisamente están evitando los atracos, los tirones, los hurtos y la delincuencia de supervivencia.

Vale la pena compartir unos euros presupuestarios con las familias que se han quedado sin trabajo, sin ingresos y en muchos casos con hipotecas. Vale la pena aunque sea mirado de forma egoísta para que podamos circular por las calles con plena seguridad de que nadie nos atracará acuciado bajo un estado de necesidad para poder comer.

Las revueltas populares causadas por el hambre y la necesidad son las más crueles y turbulentas que nos ha mostrado la historia, de eso saben mucho los provocadores golpistas cuando lo primero que articulan es el desabastecimiento alimentario y el corte de suministros a la población. Nada hay que enfurezca ni enerve más a un ser vivo que el riesgo de no sobrevivir a la carencia.

El líder de la derecha incide mucho en la necesidad de aplicar “recortes presupuestarios” al gasto público, pero no acaba de aclarar las partidas que él atajaría de un plumazo, esperemos que no fueran las de gastos sociales.

La mejor política de seguridad ciudadana no consiste en recrecer los efectivos policiales sino en crear circunstancias sociales que no requieran de su actuación para mantener el orden y vivir pacíficamente. Desde ese punto de vista el gobierno socialista lo está haciendo de forma impecable. Las cifras cantan. «Diario Palentino, 9 de mayo de 2010»

Crisis y seguridad ciudadana

A pesar de las voces apocalípticas que solo pretenden obtener beneficios electorales, las cifras cantan y nos dicen que España se puede considerar “uno de los países más seguros de Europa” con una media de 45,8 infracciones penales por cada mil habitantes, muy alejada de la media europea que fue de 69,1. Y así lo perciben los ciudadanos, solo el 8,1% considera la inseguridad ciudadana como principal problema de España mientras que en la UE la media es del 19%.

No cabe duda el peso que tiene en este descenso, una mayor actividad y más dotación de efectivos y medios, pero debemos destacar por encima de todo el valor de las políticas sociales al mantener niveles aceptables de supervivencia para evitar que las familias pasen hambre y necesidades esenciales, eso que muchas personas del buen vivir califican como de “tener morro” al que solicita esos mínimos de subsistencia, sin ver que bastante auto desvalorización supone el tener que acudir a esas fuentes, que son las que precisamente están evitando los atracos, los tirones, los hurtos y la delincuencia de supervivencia.

Vale la pena compartir unos euros presupuestarios con las familias que se han quedado sin trabajo, sin ingresos y en muchos casos con hipotecas. Vale la pena aunque sea mirado de forma egoísta para que podamos circular por las calles con plena seguridad de que nadie nos atracará acuciado bajo un estado de necesidad para poder comer.

Las revueltas populares causadas por el hambre y la necesidad son las más crueles y turbulentas que nos ha mostrado la historia, de eso saben mucho los provocadores golpistas cuando lo primero que articulan es el desabastecimiento alimentario y el corte de suministros a la población. Nada hay que enfurezca ni enerve más a un ser vivo que el riesgo de no sobrevivir a la carencia.

El líder de la derecha incide mucho en la necesidad de aplicar “recortes presupuestarios” al gasto público, pero no acaba de aclarar las partidas que él atajaría de un plumazo, esperemos que no fueran las de gastos sociales.

La mejor política de seguridad ciudadana no consiste en recrecer los efectivos policiales sino en crear circunstancias sociales que no requieran de su actuación para mantener el orden y vivir pacíficamente. Desde ese punto de vista el gobierno socialista lo está haciendo de forma impecable. Las cifras cantan. «Diario Palentino, 9 de mayo de 2010»