“Ni Rouco, ni Cañizares, ni Putin, ni otros talibanes nos van a decir que hacer con nuestro cuerpo”
En el pudoroso mundo machista de la ley del embudo, para mí lo ancho y para tí lo estrecho, está causando sensación y controversia esa nueva formulación de un naciente feminismo (Femen) que utiliza el cuerpo de las mujeres a capricho propio y no al de otros.
Cada ser viviente utiliza las armas de que dispone para conseguir sus fines, pues qué de raro tiene que las mujeres utilicemos nuestro cuerpo en vez de dejarnos utilizar por extraños. Nos prostituyen para enriquecerse unos y para disfrutar pagando los otros. Nos esconden debajo de burkas, chilabas y otros indignantes atuendos, quieren someternos con leyes que atufan a moralina esclavizante, las religiones nos cargan con los pecados de sus mentores para tenernos dominadas, la derecha nos quiere en casa pariendo y fregando a la espera de ser bien educadas para el descanso del guerrero cuyo honor se deposita entre nuestras piernas.
La juventud siempre llega con nuevos bríos y nuestro feminismo occidental de tercera generación estaba ya desgastado bajo la figura de la cuota-florero en política, corporaciones públicas y privadas, claustros universitarios y hasta en las peñas festivas y asociaciones de vecinos.
Hay que arrancar por lo sano tantas malas hierbas crecidas a la sombra de un demagógico bien-queda y defender lo que es de nosotras, nuestra participación real y efectiva en los ámbitos de la vida pública y privada. Si hay que usar las tetas o el chocho que sea para cumplir nuestros objetivos, no para atender placeres o ambiciones de otros.
Las jóvenes ucranianas le enseñaron el torso a Putin para protestar por la legalización de la prostitución y las detuvieron. Léase despacio. Al gobierno ruso le parece bien prostituir a las mujeres pero no que se le rebelen desnudándose por voluntad propia. El Papa y sus correligionarios utilizan a monjitas y beatas para que les hagan las labores preparatorias de sus rituales, pero ¡ojo! “No están capacitadas para ejercer el ministerio de la Iglesia”.
Mis tetas son mías y se las enseño a quien a mí me dé la gana, igual que el resto de mi cuerpo ¡A ver si se enteran los manipuladores!
¡Bien por las Femen!
«Diario Palentino, 07/07/2013
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Me encanta enseñar mis grandes tetas sin pudor alguno. No entiendo porqué tenemos que ocultar partes de nuestro cuerpo que es muy hermoso. Apoyo a todas las mujeres que de una u otra forma hacemos toppless. Bien sea para protestar por algo que no nos gusta o simplemente porque queremos mostrarlas. ¡Benditas sean mis TETAS!