Guerras o Revoluciones

Ahora que el mundo islámico se rebela contra sus sempiternos dictadores ya no podemos entrar a valorar el nivel estético verbal del vocablo PAZ, ganador del concurso de participación pública convocado por la Real Academia de la Lengua Española como la palabra más bella del idioma castellano.

Y debemos discutir si a efectos fácticos es antes la Paz que la Libertad o la Dignidad Humanas. Los asesinados Padres Ellacuría y Múgica, nuestro paisano teólogo Juan José Tamayo y el ex-jesuita José María Díez Alegría, fundadores y defensores de la Teología de la Liberación, contra el criterio papal preconciliar y de su séquito dominante, justificaron la oposición del pueblo maltratado al tirano que le humilla y arrebata su pan y su libertad, y  establecieron bases como: La salvación no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre. Debemos afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente”.

¿Es preferible que durante decenas de siglos más Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Siria, etc. sigan soportando la ignominia del tirano de turno por mantener la Paz? Para el poderoso la paz, la imperturbabilidad, la quietud y que ninguna voz distorsione, es la base y fundamento del mantenimiento de todo poder autocrático y monolítico, en todos los niveles político, económico, empresarial, financiero. Quien lleva el timón solo quiere calma chicha.

Pero la Paz con mayúsculas es algo que conlleva lucha, reivindicación de un orden nuevo, tal vez incluso mártires y sangre. Ninguna batalla se ha ganado con lágrimas. El movimiento popular para librarse de la tiranía no se trataría como una guerra, si no como una revolución, porque las “palabritas” de quien ostenta la vara de mando son creaciones visionarias para iletrados. No es posible dominar si herir.

Primero la Libertad, la Dignidad, los Derechos Humanos, Cívicos y Personales, entonces la Paz será verdadera y no otra flatulencia de quién acumula privilegios y llama “consenso” y “unanimidad” a la olla a presión en la que prepara su cocido a punto de estallar.

Se dice para alentar a los defensores de las libertades que más vale morir de pie que vivir de rodillas pero en realidad vale mucho más que muera el tirano antes de que se derrame sangre inocente.

Y a los demagogos de la política, pido un favor, no confundan guerras con revoluciones, porque o es un argumento basado en la ignorancia o es un intento de engañar con premeditación y alevosía al auditorio. «Diario Palentino, 24 de abril de 2011»

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