Huelga estudiantil. Plan Bolonia

Empeñarse económicamente a los veinte años, comenzando a devengar deudas antes de haber acabado la formación

Los ingenieros informáticos quedan en una especie de limbo profesional y laboral, en un escenario absurdo.

La formación científica, cultural y técnica de los ciudadanos repercute en el conjunto de la sociedad

Sigue en pie de guerra la población estudiantil ante la permanente confusión con respecto al Plan Bolonia.  En principio el argumento de la homologación de la enseñanza y titulaciones en el marco de las universidades europeas es sin duda un aspecto a destacar en positivo, Pero otras varias nebulosas anejas al Plan dejan un sabor agridulce y oscuro que parece esconder segundas intenciones o al menos consecuencias poco deseables. A medio plazo parece esconder una maniobra estratégicamente orquestada para disuadir a la juventud de acudir masivamente a las aulas universitarias y derivar efectivos hacia otras profesiones y oficios más prácticos.

Desde luego, a pesar de los intentos de explicación por parte de fuentes de autoridad, no se llega al convencimiento de que los jóvenes que padecen las dificultades de encontrar empleo y conseguir una vivienda, comiencen a empeñarse económicamente a los veinte años, comenzando a devengar deudas antes de haber acabado su formación. Quién ha estudiado una carrera universitaria sabe el esfuerzo que supone, no solo personal que es mucho, sino también familiar. El principio de acceso público a  la enseñanza quiebra con la sustitución de becas por préstamos a devolver,. Después de todo la formación científica, cultural y técnica de los ciudadanos revierte en el conjunto de la sociedad, y es altamente discriminatorio que solamente mediante costosos complementos formativos se pueda completar una formación habilitante, porque la igualdad de oportunidades siempre quiebra por la base, que es la desigualdad económica de acceso a las posibilidades. Es un paso atrás.

Otra cuestión tampoco aclarada ni comprendida es que va a ser de los más de treinta informáticos trabajando en España, y otros muchos estudiantes que están cursando estudios de ingeniería informática en las universidades del país, cuando acaben no son nada, no pueden firmar proyectos, su titulo no se homologa con ninguno.

El Ministerio de Ciencia y Tecnología guarda un silencio delator que le alinea con los ingenieros de telecomunicaciones. No se prevee un reconocimiento transitorio  para estos titulados, las universidades que imparten la enseñanza dicen que no van a dejar de ofrecerla. Los ingenieros informáticos quedan en una especie de limbo profesional y laboral en un escenario absurdo.

¿Cómo se compensará el esfuerzo de personas y familias que han invertido su tiempo y recursos en lograr un porvenir que no vale nada? ¿No se trata, acaso de un daño material y moral evaluable con causa en el deficiente funcionamiento de los servicios públicos? ¿ Y como se valora la frustración de toda una vida laboral?

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