Jornadas, huelgas y otras hierbas

“Las palabras ya no tienen el significado que creíamos, y los españoles andamos fatal de las entendenderas”

En la mesa y en el juego se conoce al caballero, y ante las dificultades se pone sobre la mesa la madurez de una sociedad. ¿Nada es lo que parece? ¿O si? Una semana revuelta de noticias confusas que escondían en la trastienda una segunda intención.

Una huelga de transportistas, en realidad autónomos con contratos de servicios fijos con grandes empresas, que bajo el acendrado orgullo de decirse PYMES esconden unas relaciones laborales encubiertas de trabajadores para un solo amo, que asumen en solitario los costes y riesgos de su trabajo y de las cuantiosas inversiones que ponen al servicio de una sociedad de accionistas que solo cosecha beneficios si los hay y no quiere saber nada de las pérdidas cuando vienen mal dadas.

La calificada subrepticiamente como “huelga” no es más que una rebelión desenfocada que equivocó el título y el destino. Los infaustos efectos no debieran haberse dirigido contra los ciudadanos que pagarán el pato del desabastecimiento dando la oportunidad a los acaparadores de incrementar los beneficios con la subida de precios como disculpa, sino contra las empresas contratantes de los portes que no están dispuestas a perder ni una décima de sus beneficios pase lo que pase a su alrededor y en el mundo mundial.

Una trampa más del liberalismo comercial en el que el pez grande se come al chico y además le infunde el ánimo de que es otro el culpable de su hambre. Pero de la carestía de alimentos básicos lo van a sufrir igualmente los bolsillos de las familias de los propios huelguistas que además de no ingresar lo pagarán, para nada repercutirá en las cotizaciones en bolsa de los contratantes. Es más, éstos aprovechando las aguas revueltas y el desconcierto, quieren colar a los españoles goles de reducción de plantilla con la disculpa de dos días de paro. Al final del túnel solamente cuenta optimizar beneficios y que pague la caja común de los españoles. Si el gasoil sube, los portes deberán pagarse e mejor precio al transportista, y quien los contrate debe ingeniárselas para repercutirlos donde le convenga. Que haga sus cuentas y afine. Eso es lo que procede.

Por su parte, esa lánguida y patética oposición del Partido Popular en busca de identidad que nos está tocando sufrir, quiso aprovechar un quítame ahí esas pajas para embriscar al gobierno los efectos de la crisis mundial de la carestía de los productos petrolíferos de la que ningún país se libra.

Simultáneamente salta como por arte de magia esa escalofriante propuesta de las 60-65 horas semanales de trabajo, que nadie sabe dónde ni cuando se ha pergeñado y que a bote pronto nos da en el rostro como un impacto de difícil catalogación. Ni qué decir tienen las reacciones y la confusión ante el propósito de la UE de retroceder en los derechos de los trabajadores (¡!).

Un factor más de disociación interna de la sociedad. Por supuesto quien está a favor no lo dice abiertamente, no es “políticamente” correcto (Por temor a las mayorías más bien). De modo que la patronal intenta explicarlo diciendo “se ha entendido mal”, o lo que es lo mismo, las palabras ya no tienen el significado que creíamos, y los españoles andamos fatal de las entendenderas. El Partido Popular manda hablar a un portavoz (Echániz) de segunda fila y sin mucho predicamento para poderle desautorizar llegado el caso, y le manda que diga algo inconcreto e inconcluso pero suficiente para delimitar su posicionamiento. Mariano y Soraya, mejor callan, ya no saben quienes son sus amos ni donde están, de momento.

Las situaciones de retrocesos económicos siempre dan lugar a ideas peregrinas, casi nunca los dirigentes políticos atinan ni escuchan a los analistas que ponen el dedo en la dolorosa llaga, y ya se sabe, la cuerda siempre se rompe por la parte más débil. En España concretamente las alertas saltan por el lado de la productividad. Estamos muchas horas en el trabajo pero rendimos poco. Según un estudio de Adecoo, España es el tercer país de la eurozona con la jornada laboral más larga pero menor rendimiento por hora trabajada. La productividad en Bélgica (la mayor) es 54% más elevada que la de España y casi el triple que la de Polonia (la menor). Nos quedamos atrás por el descenso en la productividad laboral y el crecimiento de empleo, aunque destacamos por ser el país que más puestos de trabajo ha creado para mujeres desde 2001.” ¡Qué consuelo! ” http://elisadocio.com

Un comentario en «Jornadas, huelgas y otras hierbas»

  1. leo esto desde Argentina y me parece como que estuviera hablando de mi país, tanto asi es la globalizacion? ojalá la globalizacion fuera para las cosas buenas.

    Saludos desde Misiones – Argentina

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