Los hombres me explican cosas

        Ante la deplorable conducta del defensor de tres individuos de La manada es preciso, a mi juicio, que se abra un expediente por atentar contra el código de Deontología profesional de la abogacía, porque una cosa es que hasta el más grande y temible de los asesinos merezca una defensa y un juicio justos, y otra muy diferente acudir a indecentes argumentos y verterlos al público para figurar como abogado estrella. Ha sido él solito quien más ha llamado la atención sobre la  depravada conducta de sus representados y quien con sus constantes declaraciones en la prensa ha creado un maremoto social forzando a las mujeres a salir de nuevo en tromba para exigir un trato justo y un respeto. Ha quedado clara la lasitud del sistema cuando permite que un solo hombre vilipendie, pública y reiterativamente, a la víctima de un grupo de depredadores sexuales. Ha impartido con maestría una machoexplicación (mansplaining). El machoexplicador nos ha dado lecciones de cómo debe defenderse una muy joven mujer con uñas, dientes y arriesgando su integridad física, ante el ataque de unos salvajes expertos, porque si no ellos deben entender que presta su consentimiento y además goza. Después de la agresión tendrá que estar enclaustrada y con la vida hundida, es lo que procede.  Vomitivo.

            Estamos rodeadas de machoexplicadores que ufanos nos explican cosas, a veces de temas en los que somos más expertas que ellos. Otras veces hacen el ridículo con su tono condescendiente, porque de antemano nos presuponen dificultades de entendimiento. Qué paciencia tenemos, cuanto patético circulando. La periodista Rebecca Solnit, escribió un libro titulado “Los hombres me explican cosas” que muchos debieran leer para evitar caer en la necedad más irrisoria.

«Diario Palentino, 03/12/2017»        

25 de noviembre, otra vez

Las campañas deben ir hacia ellos, ponerles el espejo

            En 2017 llevamos 47 mujeres, y 5 hijos e hijas de éstas, asesinadas por el terrorismo machista. Las demenciales campañas del gobierno basadas en pintar víctimas amoratadas y llorosas parecen conseguir el efecto contrario, que el morbo del macho maltratador se crezca al ver mujeres inermes ante su fuerza bruta. Me adhiero a la propuesta de la joven feminista Barbijaputa, habitual en eldiario.es, que consiste en volver el mensaje de la publicidad: “Si gritas eres un maltratador; si la humillas eres un maltratador; si la agredes irás a la cárcel”. Y ya de paso yo añadiría un mensaje para el resto de los hombres: “Si le ríes los faroles al maltratador eres cómplice; si sabes lo que hace y le sigues tratado de amigo como si nada, eres cómplice; si no condenas el maltrato eres cómplice”. El machismo se mantiene por los hombres para su uso y disfrute personal, en su mano está civilizarse o seguir asalvajados. Menos mal que va creciendo el número de inteligentes que se sienten desprestigiados por la conducta de sus congéneres violentos. Veremos en qué queda el casi consensuado Pacto de Estado contra la violencia machista en su ejecución práctica. Mientras tanto los machos siguen maltratando y asesinando a las mujeres y a los hijos de éstas. “Te voy a dar donde más te duele”, dijo Vladimir a su esposa, cogió a su hija Aramis de un año y se tiró por la ventana, muriendo ambos. 

«Diario Palentino, 22/10/2017»

“Tú disfrutas, ella no”

             Así reza en carteles rojos que jalonan la carretera de Barcelona a Casteldefels a su paso por Gavà. En los caminos laterales esperan unas veinte mujeres sentadas en sus sillas de playa bajo los avisos que dicen: “Tú disfrutas, ella no, la trata de personas y la prostitución son un atentado contra los derechos humanos. No seas cómplice”. Es un paso importante que una administración municipal se posicione tan abiertamente en la pedagogía antimachista,  tal vez a base de machacar en la idea de la cosificación de la mujer a algún indolente usuario se le despierte el gusanillo de la conciencia y se pare a pensar que lo que compra es el uso de un cuerpo humano que se contamina y sufre. O tal vez afectado por la acusación de cómplice deje de mercadear. De hecho, si nos quedamos solo con la primera frase, “Tú disfrutas, ella no”, los machistas lo tienen asimilado incluso en el seno de la pareja como un derecho propio y exigible, privilegio del macho que la compañera tiene el deber de soportar, consigna heredada de aquél “débito conyugal” en el que los curas adiestraban a la mujeres en la tenebrosidad del confesonario, violaciones constantes en y a causa del matrimonio.

     Ante el resurgimiento y la exaltación de un machismo violento, véase tocamientos en los sanfermines, leyendas de camisetas universitarias, estadísticas de acoso entre adolescentes, se requiere una respuesta contundente suscrita por hombres decentes amantes de la justicia y respetuosos con otros seres humanos, valientes que se impliquen y se posicionen públicamente, porque el machismo no lo representan individuos aislados, ni puteros, ni maltratadores, ni asesinos, lo mantienen todos aquellos que callan, esa mayoría de hombres agazapada y silente que no se pronuncia. La pelota de acabar con el machismo está en el tejado de quienes lo ejercen, los hombres, solo ellos pueden exterminarlo modificando sus conductas y señalando con el dedo a los renuentes.

«Diario Palentino, 13 de agosto de 2017»

 

Madres de alquiler

        Es la expresión exacta que hay que emplear. Lo de “maternidad subrogada”, “vientres de alquiler”, y no digamos el calificativo de “altruista”, son puras perversiones del lenguaje para crear una dualidad imposible, para deshumanizar y desnaturalizar la gestación y despojar al hijo de la madre que lo llevó en su seno y lo parió, mal que les pese a los compradores de cuerpos de mujeres y por mucho que inscriban en los registros civiles otras filiaciones. El aparato reproductor femenino no es una probeta de laboratorio, el embarazo conlleva una psique emocional, el desarrollo del espíritu maternal, de crianza y el vínculo irrompible con el nuevo ser, además de la inseminación intrusiva de semen desconocido, limitaciones, dolores, incomodidades, puntos quirúrgicos y un parto con el consiguiente riesgo. Todo esto aceptamos nosotras por el beneficio de ser madres de nuestros hijos. La utilización falaz del lenguaje intenta crear un imaginario interesado para esconder que lo que se busca es deshacerse la madre. Las candidatas son las débiles, que aceptarán venderse por presiones familiares interesadas.

            El macho humano encuentra en la ciencia un nuevo camino para demostrar que es machote y de paso enardecerse con otro acto de dominación y colonización del cuerpo de la mujer. Este mercadeo con el cuerpo de las mujeres tiene nombre desde siempre, se llama prostitución. Y hay que ver quien promueve este desatino, padres resentidos de matrimonios frustrados, hombres inseguros y narcisistas, gais que quieren lo que la naturaleza no les ha dado pero sacan su parte macho para perpetuar sus magníficos e inigualables genes. Habiendo tantos huérfanos en desamparo, si de verdad quieren criar un hijo pueden adoptar, así integran su amor en el mundo y resuelven sus ansiedades sin traficar con la vida de las mujeres.  Se debe abogar por declarar la maternidad como un bien inalienable, fuera del comercio de los hombres, como lo es el resto del tráfico de órganos humanos.

«Diario Palentino, 9 de julio de 2017»

Decálogo de un hombre por la igualdad

Ante la violencia los hombres van comprendiendo: “el silencio nos hace cómplices”

          14680764_10154104420318230_7359439658031351357_n La AHIGE, Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, tiene como lema “Con la igualdad ganamos todos”. Merece la pena un paseo por esta página donde son hombres hablando del tema desde el prisma de los hombres. Este enfoque procede de movimientos nacidos a principios de los setenta en los países nórdicos y que se han ido extendiendo por los países más democratizados enlazando con las nuevas masculinidades que proponen el cambio en términos de ganancias, sobre todo porque consideran que el machismo es un corsé demasiado rígido y obsoleto que les impide un desarrollo personal satisfactorio. Defienden que librándose de esos esquemas los hombres ganan en libertad de conductas, pueden gestionar con naturalidad su mundo emocional, relacionarse con sinceridad con otros hombres, ganar en autoestima, seguridad, en autonomía personal y funcional; no necesitar de nadie que les atienda ni temer ser abandonados o a estar solos; gozar de una sexualidad más completa y satisfactoria; disfrutar de una paternidad cercana y responsable; vivir unas relaciones de pareja sanas y nutritivas y cambiar la fuerza por la inteligencia emocional libre de las imposiciones del machismo.

          Desde esta filosofía difundida y practicada por grupos de hombres concienciados se elabora un decálogo que identifica al hombre plenamente desarrollado, a saber:

  1. Se acepta a sí mismo como producto de su tiempo y cultura.
  2. Se replantea sus valores, esquemas, mecanismos, conductas y pensamientos.
  3. Mantiene una actitud de cambio en su relación con las mujeres. No tolera la desigualdad por razón del sexo.
  4. Comprende que es necesario que los hombres se posicionen activa y públicamente sobre el tema.
  5. Aprende a verse como un ser sensible, afectivo y vulnerable e intenta superar su tradicional aislamiento emocional.
  6. Quiere una relación más completa con sus hijos e hijas y asume su responsabilidad paternal.
  7. Va superando el miedo y el rechazo ante situaciones de cercanía y complicidad con otros hombres.
  8. Avanza en la renovación de su sexualidad para vivirla de forma más natural y plena.
  9. Cambia su actitud hacia la homosexualidad y analiza su relación personal con este tema.
  10. Y, por supuesto, adopta una actitud de tolerancia cero hacia la violencia de género de los hombres contra las mujeres.                                                                                                              «Diario Palentino, 5 de mayo de 2017»16265548_10154395474048230_3227382029493252315_n