«Se huele y se teme que los topillos castellanos se van a merendar los beneficios agrarios de la cosecha de éste año»
A los topillos de éstas tierras ya les zumban los oídos de ser los protagonistas de las conversaciones. Los arriesgados técnicos especialistas lo mismo les cuentan por miles que por millones, mientras los políticos les ignoran casi todo el tiempo hasta que los sindicatos agrarios saltan de nuevo a la carga cada cierto tiempo.
Precisamente ahora que el trigo se ha subido al pino de los precios en los mercados mundiales, la plaga lleva camino de convertirse en tema cotidiano y motivo más que razonable de gresca regional.
Los habitantes de los países emergentes, China e India, que se cuentan por miles de millones, se han contagiado de los gustos occidentales y ahora les gusta consumir pan y pasta. Su poder adquisitivo crece cada día de modo que se pueden permitir la demanda de cereales para atender a sus nuevos hábitos alimentarios. Las leyes de mercado dictan los precios, a mayor demanda más escasez, más alto precio, los países inmersos en el hambre no lo podrán pagar, más hambre.
Se huele y se teme que los topillos castellanos se van a merendar los beneficios agrarios de la cosecha de éste año. Bla, bla, bla, las consejeras del ramo, pero mucha propaganda, eso sí, mucha, muchísima. Dípticos, trípticos y libretos de varios tamaños en papel bueno, satinado, fotográfico, a todo color, con escudos, mensajes, buena tinta, peso y acabado, con leyendas como: «La solución Una labor de todos» irisada bajo un sol de atardecer encantador, resguardado en contraportada por una jugosa espiga bien granada. Eso es publicidad, eso es venderse, sí señor.
Los pasquines en cuestión han venido encartados varios días y en varios formatos y tamaños, en la prensa diaria. Como de guasa, al poco tiempo llega otro libreto, gordito, de cuatro páginas, que dice en su portada «Esta tierra está llena de ventajas Junta de Castilla y León». ¡Pues que bien!
La política trae tan curiosas sorpresas que ahora los políticos regionales hayan tenido la ocurrencia de llamar «ventajas» a los topillos, que es de lo que realmente está llena ésta tierra. Las letras blancas aparecen sobre un hermoso fondo de paisaje de cereal bien crecidito, sin calvas y reverdeciendo irisado bajo otro cielo, ésta vez de amanecer, creo, prometedor de un gran día de beneficios crecederos.
¿Podría alguien preguntar cuánto se ha gastado la Consejera responsable en tanto boato publicitario? Tiene que ser una pasta de consideración. El papel no lo regalan y el diseño cuesta caro.
¿Y que pasará cuando dentro de unos días los topillos y la sequía acaben con la simiente en un año prometedoramente histórico de precios del mercado? ¿Quién responderá? ¿Quién dará la cara para explicar a que llaman «ventajas» sobre fondo de tierra sembrada?
El Presidente Herrera está muy ocupado haciendo la campaña electoral del Partido Popular, no tiene tiempo que dedicar a la Comunidad Autónoma que somos quienes pagamos el sueldo y los viajes, también cuando está haciendo campaña para su partido.
La Junta de Castilla y León Actúa, dice el tríptico informativo que incluye teléfono gratuito y página web, pero el topillo campesino no entiende de tecnologías de la información, solo de comerse el rico grano que siembran los agricultores en nuestros campos, y mientras no se le ponga eficiente coto seguirá reproduciéndose como alma del señor.
¡Qué torpeza! ¡Cómo para frenar la despoblación! Valladolid está muy lejos de nuestros pueblos, del mundo rural, de la España profunda en la que falta mucho por afinar, por invertir y por cultivar.
La capital regional está administrativa y políticamente hablando a años luz de ese mundo, el natural, el que no es urbano, al que vamos a pasear y respirar aire puro. El desahogo de los habitantes de la ciudad. No hay quien lo cambie. No hay interés. ¡Que más da, son pocos votos!
«Periódico CARRIÓN, 1ª quincena marzo 2008»